Vivimos en un mundo en el que la imagen tiene mucha importancia, quizá demasiada. Pero, el problema es cuánto nos influye y cómo. |
¿Por qué tener que cumplir con cánones de belleza inalcanzables?Esta incomodidad con el papel tradicional con el que se nos representa a la mujeres en el sector de la belleza, fue la que nos empujó a hacer las cosas a nuestra manera. Y queremos que tú las hagas a la tuya. Creemos nuestras propias reglas. La primera regla será: no tener reglas. Porque la prioridad somos nosotras y es imprescindible ser fiel a una misma y vivir en coherencia con lo que realmente somos. Así que si te apetece maquillarte (que no “arreglarte” porque no hay nada que reparar) lo haces y si no, no. La elección es tuya. Hay que recuperar ese poder de decisión y ser más impermeable a nuestro contexto. Actuar de motu propio. Reafirmarnos. |
No solo se trata de maquillarse sino de nuestras emociones. De cómo nos sentimos y cómo queremos presentarnos al mundo (o quedarnos en casa). Seguro que, según el humor con el que te levantas, te maquillas de una manera o de otra, e incluso, apuestas por el make-up no make-up.
El punto es saber por qué lo haces tú. Y, sea para estar más segura de tu apariencia o para llamar la atención, saber que está bien. Priorizarse es poder decir: “No me maquillo para una fiesta, pero sí para una velada en casa de peli y sofá.” Tener el gusto de ir con la cara lavada a una quedada de amigas, sabiendo que nos podemos sentir seguras. O decantarse por un glam look con toda la intención de afrontar una reunión importante, porque te da ese empuje que estás buscando (y sabes que te queda fenomenal). No importa el motivo ni la causa, sino tus intenciones. Hay que saber que es imposible controlar cómo te perciben los demás, pero sí podemos controlar lo que pensamos de nosotras mismas. |
Tenemos que recordar que el maquillaje es un aliado, no un requisito.Un aliado que nos ayuda a redescubrir nuestra piel, resaltar lo que más nos gusta y tratar lo que nos preocupa (como una buena amiga). El maquillaje no solo nos hace sentirnos mejor, si no que además, tiene el poder de ser también un medio de expresión personal. Aprovechémoslo. Si nos vemos bien, nos sentiremos mejor. El maquillaje matutino puede llegar a ser más que una rutina; puede ser un momento de introspección para conectar con nosotras mismas. Aplicar un sérum que hidrate y dé color sin sacrificar la salud de nuestra piel, o un toque de labial rojo hidratante puede marcar la diferencia en la confianza con la que empezamos el día (o lo terminamos). Hay que emplearlo como una herramienta para proyectar nuestra confianza y usarlo a nuestro favor. Puesto que no somos siempre las mismas al 100%, nuestro maquillaje tampoco debería serlo. Hay que sentirlo como un juego, disfrutarlo y conectarlo con diferentes facetas de nuestra personalidad. |
¿Cómo ponerte primero mientras te maquillas?
|
Tanto si eliges maquillarte como si no, lo interesante es que ambas opciones sean para reafirmar quién eres y quién quieres ser.
El poder del maquillaje reside en su capacidad de hacernos sentir bien con nosotras mismas. Nos encanta ser parte de tus prioridades y tu manera de celebrar la belleza. Equipo U/1ST |